Así es, “Caminar por un empleo”. Es lo que estaba haciendo este amigo desconocido cuando me cruce con él cuando recorria en bici La Via de la PLata. Me cuenta que se levantaba todas las mañanas en el barrio de Triana ( Sevilla ) y veía sentado en un banco pasar los días sin ver ninguna salida a su angustiosa situación laboral. Lleva tres años parado y tiene una hija pequeña. Una mañana como otra cualquiera el banco al que suele acudir se quedó vacío, cogió una mochila, su bolsa de herramientas de electricista y y un buen bastón, que será su único acompañante hasta Santiago de Compostela.
Lleva dos meses andando y para allí donde le ofrecen algún trabajo, alguna chapuza con la que costearse los pocos gastos que le surgen durante su camino, allí se queda, hasta que finaliza el trabajo e inicia de nuevo la marcha en busca de un futuro. Duerme en su tienda de campaña, come de lo que le ofrece el campo y la hospitalidad de la gente. Ahora esta andando tras sus pisadas para volver a un pueblo donde le han dicho que podrían ofrecerle un trabajo en la recogida del pimiento. Su vida esta sujeta a la improvisación, no hay plazos ni planes establecidos, es mera supervivencia. Admiro a este hombre que viaja sin un duro en el bolsillo y con la fuerte determinación de que su vida dará un giro antes o después, ¿cuando y donde? Yo ya no lo sabré, hace rato que lo he dejado atrás.
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